Romance

Juglar
El Juglar transmitía los romances.  duncan1890/Getty Images

Un romance es una composición lírica de origen español. Consiste en una serie indefinida de versos generalmente octosílabos con rima asonante en los versos pares, y los impares sueltos.

Los romances surgieron a finales del siglo XIV, cuando los juglares transmitían estos poemas anónimos oralmente. De hecho, según el filólogo Ramón Menéndez Pidal, el romance tiene su origen en la fragmentación de los cantares de gesta y epopeyas medievales. En el siglo XV aparecen los primeros romances escritos, y desde ese entonces el género ha sido cultivado por grandes escritores españoles e hispanoamericanos de diversas generaciones y corrientes literarias.

Entre ellos figuran:

  • Lope de Vega
  • Luis de Góngora
  • Francisco de Quevedo
  • Manuel José Quintana
  • Juan Meléndez Valdés
  • Duque de Rivas
  • Leopoldo Lugones
  • Juan Ramón Jiménez
  • Antonio Machado
  • Federico García Lorca
  • José Hierro
  • Jaime Gil de Biedma

Naturalmente, con el paso del tiempo, los escritores han experimentado con la métrica y la rima del romance; por ejemplo, a finales del siglo XV, algunos escritores comenzaron a emplear la rima consonante. Pero en términos generales, el romance popular se caracteriza por los siguientes rasgos:

  • Final abierto y misterioso
  • Se dirigen en segunda persona como en la tradición juglaresca
  • Alternancias verbales entre el pasado y el presente para lograr una determinada rima
  • Sencillez sintáctica
  • Argumento realista
  • Repetición de palabras o frases

Ejemplo "Romance del amor más poderoso que la muerte", de autor anónimo

Conde Niño por amores es
es niño y pasó a la mar;
va a dar agua a su caballo
la mañana de San Juan.
Mientras el caballo bebe
él canta dulce cantar;
todas las aves del cielo
se paraban a escuchar,
caminante que camina
olvida su caminar,
navegante que navega
la nave vuelve hacia allá.
La reina estaba labrando,
la hija durmiendo está:
-Levantaos, Albaniña,
de vuestro dulce folgar,
sentiréis cantar hermoso
la sirenita del mar.
-No es la sirenita, madre,
la de tan bello cantar,
sino es el Conde Niño
que por mí quiere finar.
¡Quién le pudiese valer
en su tan triste penar!
-Si por tus amores pena,
¡oh, malhaya su cantar!
y porque nunca los goce
yo le mandaré matar.
-Si le manda matar, madre,
juntos nos han de enterrar.
Él murió a la medianoche,
ella a los gallos cantar;
a ella como hija de reyes
la entierran en el altar,
a él como hijo de condes
unos pasos más atrás.
De ella nació un rosal blanco,
de él nació un espino albar;
crece el uno, crece el otro
los dos se van a juntar;
las ramitas que se alcanzan
fuertes abrazos se dan,
las que no se alcanzaban
no dejan de suspirar.
La reina, llena de envidia,
ambos los mandó cortar;
el galán que los cortaba
no cesaba de llorar.
De ella nació una garza,
de él un fuerte gavilán,
juntos vuelan por el cielo,
juntos vuelan par a par,
y el gavilan decía a la garza:
-Nunca más nos matarán.
Los dos siguieron volando,
los dos juntos par a par,
y prometieron para siempre,
que nunca se volverán a separar,
y que esos abrazos,
que nunca se dieron,
siempre se volverán dar.