Resumen de Don Quijote

Primera parte, capítulo 17

Don quijote pintura de Honore Daumier
 Dominio público/Wikimedia Commons

"Donde se prosiguen los innumerables trabajos que el bravo don Quijote y su buen escudero Sancho Panza pasaron en la venta que, por su mal, pensó que era castillo"

Primera parte, capítulo 17

Después de la riña en la venta, don Quijote le dice a Sancho que cree que el "castillo" está embrujado porque mientras conversaba con la hija del señor del castillo, le atacó un gigante. Por eso cree que "el tesoro de la fermosura desta doncella le debe de guardar algún encantado moro, y no debe de ser para mí". Sancho le responde que tampoco debe de ser para él porque más de 400 moros lo atacaron a él.

En ese momento, vuelve el cuadrillero con su candil y ve que don Quijote no está muerto. Le pregunta cómo está, pero don Quijote le responde que no le está hablando con el respeto que merece un caballero andante. El cuadrillero se ofende y le pega a don Quijote en la cabeza con el candil. Llegan a creer que el cuadrillero es un moro hechizado, y don Quijote le dice a Sancho que no hay que darle mucha importancia a los encantamientos y fantasmas.

Sancho le pide al ventero aceite, vino, sal y romero para que don Quijote haga el bálsamo de Fierabrás para curar las heridas. Mezcla todos los ingredientes y allí en frente de todos, bendice la mezcla. Don Quijote bebe un poco del bálsamo e inmediatamente comienza a vomitar, pero tras una larga siesta se despierta sintiéndose mucho mejor y por esa razón cree que el bálsamo fue muy efectivo. Sancho también prueba un poco del bálsamo, pero se pone enfermo y maldice el brebaje. Su amo le dice que no toleró bien el bálsamo porque no es caballero andante como él.

Aunque Sancho está enfermo, don Quijote se siente mucho mejor y quiere irse ya de la venta, así que ensilla a los animales, y le ayuda a Sancho a vestirse y montarse en su asno. Al despedirse, el ventero le pide a don Quijote que pague por la noche que pasó en su venta así como la paja y cebada de los animales. Don Quijote se queda asombrando al enterarse de que en realidad no es castillo sino venta y le dice al ventero que no tiene la obligación de pagarle nada ya que es caballero andante y tiene derecho a alojamiento. Sale de la venta y el ventero trata de cobrarle a Sancho, quien se había quedado atrás, pero el escudero también rehusa pagarle.

También en la venta está un grupo de hombres alegres y juguetones, y se les ocurre mantear a Sancho. Don Quijote oye los gritos de Sancho mientras lo tiran al aire y vuelve a la venta para acudir en su ayuda. Cuando llega no puede apearse de Roncinante por lo dolorido que está y lo siguen manteandoa Sancho hasta por fin cansarse.